Como en casi todos los
viajes que hemos realizado, nuestros recuerdos se reducen siempre a unos pocos
lugares que nos han impresionado de forma especial. En Varsovia, punto de
llegada y partida, nos alojados en un hotel céntrico permitió callejear y visitar
los lugares próximos. Recorrimos a pie el parque Lazienki, en el que se
encuentra el monumento al famoso compositor Chopin, estando precisamente el año
2010 dedicado a su recuerdo.
En la Ciudad Vieja
observamos la catedral gótica de San Juan, la Plaza del Mercado, la Barbacana y
el famoso guetto Judío, triste escenario de la resistencia desesperada
contra la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Visitamos el
Santuario de Jasna Gora, en Czestochowa, centro de espiritualidad mundial en el
que se venera la imagen de la Virgen Negra, patrona de los polacos. En
Cracovia, que fue antigua capital de Polonia y centro cultural del país, visitamos
el Castillo Real, antigua residencia de los reyes polacos, y la catedral que se
encuentra en sus inmediaciones, formando ambos el conjunto denominado Colina de
Wabel. Entramos en Auschwitz bajo el arco original en el que podía leerse en
letras metálicas "El trabajo os hará libres". Un lema macabro,
tratándose del mayor centro de exterminio de seres humanos en la historia del
nazismo, y que en 1979 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En Wadovice visitamos
la casa de Juan Pablo II y su cercana Basílica. En Zakopane, ciudad turística y
considerada la capital de invierno polaca, utilizamos el funicular para subir
al monte Gubalówka, desde el que se dominaba todo el valle. En Wirliocza
visitamos las minas de sal conocidas como "La catedral subterránea de la
sal de Polonia". Tienen una profundidad de más de 320 metros y fueron
también declaradas en 1978 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En el
Santuario de la Divina Misericordia de Lagiewniki visitamos la tumba de Santa Faustina.
Casualmente, el Cristo de la Misericordia está entronizado en una capilla de la
Iglesia de San Agustín, en Castellón. El último día, domingo, algunos de los
viajeros tuvimos la oportunidad de asistir a la Santa Misa en una iglesia cercana.
La oímos con devoción aunque el oficiante la recitaba en polaco.
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