A pesar de que
estábamos alojados en un hotel cercano, tuvimos que madrugar porque la
organización del evento así lo exigía por tener que pasar diversos controles de
seguridad para ocupar la zona preferente que se nos había asignado a los
integrantes de la Hermandad. Con rigurosa puntualidad, a las 11.30, hizo su
aparición por un lateral de la Basílica S.S. El Papa a bordo del vehículo
descapotable en que hizo un recorrido a través de la plaza para saludar a los
miles de peregrinos y finalizar en la zona alta de la escalinata en la que
estaba situado el lugar desde el que presidió todo el ceremonial.
Más de una hora y media
tuvo de duración el acto en la Plaza de San Pedro, y la emoción subió de tono
cuando Su Santidad, en español, daba la bienvenida a los representantes de
nuestra Hermandad, más de quinientas personas que ocupábamos un lugar
preferente en las inmediaciones de la escalinata de la basílica.
Tras la bendición
apostólica, Benedicto XVI recibió a nuestro Presidente Nacional y a una
reducida representación que le ofrecieron un cáliz como recuerdo de esta
efeméride y que el Santo Padre lo hará llegar a una parroquia del tercer mundo.
Posteriormente asistimos a una Santa Misa en la Iglesia Santo Spiritu de
Sassia, concelebrada por Monseñor Estepa y por el actual Arzobispo castrense,
Monseñor Pérez González.
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