El día 18 de octubre de
2002 iniciábamos el viaje hacia Zaragoza un animoso grupo de nuestra
Delegación. A media mañana hicimos un alto en la villa de Daroca con un
interesante y cuidado conjunto histórico en el que sobresale la Basílica Menor
de Santa Maria de los Sagrados Corporales.
Por la tarde, después
de comer en el hotel en que nos alojamos en la Inmortal Ciudad, visitamos la
Basílica del Pilar; la Seo, que, tras su reciente restauración constituye uno
de los mejores centros de interés cultural y, seguidamente, el Puente de
Piedra, terminando la jornada callejeando por el centro.
La mañana del día 19 la
pasamos en Huesca. Nos recibió el Coronel Ferreira, Presidente de la Hermandad
en aquella capital, quién con su buen humor y dinamismo, nos puso al corriente
de la historia de la localidad. Visitamos el estupendo Museo Provincial de
Arqueología y Bellas Artes, la Catedral, el Museo Diocesano y el Ayuntamiento,
en cuyo Salón de Justicia se expone el lienzo de tamaño monumental "La
Campana de Huesca". Esta visita resultó muy gratificante y ello en buena
parte fue debido a nuestro compañero y amigo, Coronel Ferreira, a quien desde
esta página le agradecemos su inestimable ayuda. De nuevo en Zaragoza visitamos
el Palacio de la Aljafería, actual sede de las Cortes de Aragón y declarado Patrimonio
de la Humanidad por la UNESCO.
El día 20 iniciamos el
camino en dirección a Calatayud, en la que visitamos la Colegiata de Santa Maria
y el Mesón de la Dolores, en cuyo interior existe un museo dedicado a tan
famoso personaje con una vida entre la realidad y la leyenda y finalizamos en
la Iglesia de San Juan el Real, cuyos detalles más sobresalientes son las
pechinas pintadas por Goya.
El siguiente y último
lugar del viaje lo constituyó el Monasterio de Piedra y su parque natural. En
primer lugar visitamos el parque que, con su exuberante vegetación, sus
cascadas, grutas y lagos, constituye un espacio de gran belleza. Algunos tramos
de su itinerario entrañan cierta dificultad, pero la mayor parte del grupo,
sorprendentemente, logró superarlos. Concluida la visita al parque, comimos en
un restaurante junto al mismo y, a continuación, efectuamos una visita guiada
por las dependencias del Monasterio, terminada la cual regresamos a Castellón.
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