Con la ilusión de
celebrar el Día del Veterano, un nutrido grupo de socios de esta delegación
emprendió viaje el 28 de septiembre de 2007 para Madrid, ciudad en la que nos
alojamos y tuvimos tiempo libre para poder disfrutar de las excelencias que tan
gran ciudad ofrece a sus visitantes.
Al día siguiente nos
trasladamos a la Base de El Goloso para participar en los actos programados.
Presidió el General Jefe del Estado Mayor de la Defensa, acompañado de nuestro
Presidente Nacional y autoridades civiles y militares. Uno de los actos de más
emoción fue el traslado y colocación de una corona de laurel en el monumento a
los caídos, a los acordes de "La
muerte no es el final", que era portada por dos viudas de personal
fallecido en acto de servicio.
Finalizado el desfile
de los carros de combate y unidades a pie de la Brigada Acorazada así como de
las compañías de veteranos, pudimos confraternizar con los veteranos llegados
de toda España en un magnifico ágape que comenzó con un brindis por S. M. El Rey
y que acabó con el canto de nuestro himno.
En el reportaje
fotográfico se puede apreciar la marcialidad del desfile de los jóvenes
militares y de nuestros socios. El guión de nuestra provincia fue portado por
Martínez· Fuertes, el segundo a la izquierda de la formación. Por la tarde continuamos el viaje en
dirección a Salamanca.
Tras haber asistido a
los actos del Día del Veterano, nos dirigimos a Salamanca y aprovechando el
buen tiempo, del que en posteriores días no pudimos disfrutar, visitamos la
ciudad después de la cena. La ciudad resultaba muy atractiva con una
iluminación que resaltaba las bellezas de sus monumentos.
La lluvia no deslució
la excursión a Ciudad Rodrigo pero de regreso a Salamanca se suprimió la visita
guiada a esta ciudad porque el temporal de agua no facilitaba el desplazamiento
de un grupo tan numeroso; no obstante, nuestros viajeros aprovecharon la tarde
para sus compras y visitar lugares típicos.
Al día siguiente se
cumplió el programa salvo la subida a la Peña de Francia. La Guardia Civil
prohibió el acceso por la dificultad que presentaba la carretera para
circulación de los autobuses.
Guijuelo, con sus
productos cárnicos y La Alberca, una villa que conserva un aspecto medieval
asombroso, fueron suficientes para aprovechar bien la excursión.
De regreso a Castellón
nos fue abandonando el tiempo lluvioso y pudimos disfrutar de una visita
soleada al castillo de Manzanares el Real, ciudad en la que efectuamos la
comida.
Al anochecer llegamos a
nuestros domicilios con la satisfacción de haber convivido con unos excelentes
amigos y dispuestos a efectuar un nuevo viaje.
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