Partimos,
con dirección a Barracas, cincuenta y cinco socios de nuestra Hermandad, el 27
de abril de 2018. En uno de los establecimientos de este pueblo nos sirvieron
un variado y reconfortante desayuno. Hacía un estupendo día en la localidad,
nada de viento ni frío, cosa rara por esas fechas según nos dijeron los del
lugar.
Asistimos
a una exhibición de un perro buscador de trufas con su adiestrador y al mismo
tiempo propietario de la plantación de carrascas. La verdad es que el perro no
falló ni una sola vez… Seguidamente, en una pequeña pero coquetona tienda, los
dueños de las plantaciones nos dieron a probar diversos productos derivados de
la trufa que tenían a la venta; con lo que terminamos nuestra estancia en
Barracas.
Por
consejo de nuestro guía Vicente, modificamos el orden de las visitas, ya que
los pronósticos meteorológicos, a pesar de la mañana tan soleada, daban lluvia
por la tarde; así que aprovechamos al máximo la mañana. Nos dirigimos a la
Fuente de los Baños, que es uno de los lugares más bonitos de la Comunidad
Valenciana.
A
continuación, bajamos a la cola de caballo que en realidad es un aliviadero del
embalse de Arenoso; y, por último, vimos el propio pantano que estaba casi al
límite de su capacidad, ya que no se veía ni siquiera la parte más alta del
antiguo pueblo, es decir, la torre de la iglesia.
Estuvo
acertado Vicente, porque nuestra llegada al hotel coincidió con un fuerte
chaparrón del que nos libramos por muy poco. En el hotel sito en Montanejos
realizamos la comida, muy buena, y al finalizar la misma nos prepararon una
estupenda queimada que, adornada de simpáticos “conxuros” y acompañada de
alegre música, sirvió para que pasáramos un rato agradable.
Por
último, y ya sin lluvia, nos trasladamos a Montán donde visitamos, siempre
acompañados por Vicente, parte del Convento de los Padres Servitas, que es un
edificio de carácter fortificado, catalogado como Bien de Relevancia Local, y
cuya iglesia fue restaurada en el año 2012 por la Generalidad Valenciana, la
Diputación de Castellón y el Ayuntamiento del pueblo.
Y
al final del día, con el Sol casi oculto tras las montañas, regresamos a
Castellón contentos por la jornada vivida.
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